Una combinación única que combina la frescura del fresón con el ahumado intenso de la remolacha cocinada a las brasas. Todo ello acompañado de un helado de vinagre de Pedro Ximénez de 35 años, que aporta un toque de dulzura y complejidad. Una experiencia gastronómica sorprendente que despierta los sentidos con cada bocado.